Por Ana Tiribelli (*)
Finalizó el ciclo lectivo 2020 en el Programa Universitario con Adultas y Adultos Mayores. En un año plagado de incertezas y obstáculos, 1.200 personas mayores completaron ocho meses de clases, en los cursos y talleres desarrollados a través de modalidades no presenciales.
Desde 1992, la Secretaría de Extensión de la Facultad de Ciencias de la Salud y Trabajo Social de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) lleva adelante la propuesta del programa de manera ininterrumpida, con una importante participación de las y los docentes y estudiantes en los diversos momentos que constituyen la significativa historia de este espacio educativo.
Frente al particular contexto de pandemia, 32 docentes adecuaron 77 propuestas pedagógicas, organizadas en 7 áreas: Lenguas Extranjeras, Humanística y Social, Actividad Corporal, Artes Visuales, Promoción de la Salud, Expresión Artística y Musical e Informática. Se utilizaron distintos formatos y vías de comunicación (Zoom, Google Meet, Google Classroom, grupos cerrados Facebook y WhatsApp), que en muchos casos se combinaron para potenciar el vínculo entre docentes y estudiantes.
Ante la incertidumbre inicial, hubo posibilidad de recrear la propuesta original. El interés planteado por las y los estudiantes inscriptos, la disposición del grupo docente, el trabajo articulado con el equipo de gestión de la facultad y el personal universitario, permitió concretar la puesta en marcha de lo que fue una compleja y novedosa experiencia.
Experiencia que cobra una mayor significación si recordamos como se manifestaron de distintas maneras durante este año, los prejuicios, la discriminación y los estereotipos hacia las personas mayores. Como contraparte, este colectivo social nos muestra otras imágenes. Sujetos capaces de generar transformaciones en ellos y ellas mismos y mismas y en su entorno, mediante el aprendizaje y el desarrollo de herramientas propias para la autogestión, la participación en organizaciones ligadas al desarrollo cultural, el vínculo social y la acción comunitaria.
Los diversos programas con personas mayores que desarrollan las universidades nacionales son concebidos por las y los estudiantes como espacios que facilitan la participación en diferentes actividades: aprendiendo, socializando, ligándose a la vida a través de la experiencia grupal y la creatividad. Propuestas que dan respuesta al deseo de mantenerse activo y activa y que permite encontrar otras representaciones sociales, reforzando el proyecto de vida a través del aprendizaje.
Lo expuesto permite resaltar el sentido integral de la educación, con independencia de la etapa vital en la que se encuentren las personas. La educación entonces se constituye en una oportunidad para reflexionar, problematizar e incluirse creativamente en su entorno social, para dotar de nuevos sentidos a la realidad.
En base a la experiencia vivida en este ciclo, podemos dar cuenta de aquello que muchos y muchas autores y autoras afirman: la creatividad es una capacidad humana inagotable, se constituye en herramienta transformadora, liberadora y subjetivante.
Hubo que aprender a desaprender, dejar de hacer lo mismo de la misma manera, encontrar o descubrir otros caminos, independizarse de conceptos o ideas que nos limitan. Resignificar y recodificar experiencias. Proceso que implicó esfuerzo personal, colectivo y coraje para innovar.
En palabras del profesor Adolfo Albán Achinte: “Desaprender no es borrar, es reconocer escenarios que van más allá de donde nos hemos movido hasta el presente y re-considerar las premisas con las que nos hemos movido asomados a la ventana del mundo”.
(*) Coordinadora del Programa Universitario con Adultas/os Mayores de la Secretaría de Extensión de la FCSyTS, UNMdP.